Qué es el flexitarianismo y cuáles son sus principales ventajas
Flexitarianos son todas aquellas personas que sustentan sus patrones alimentarios en un dieta vegetariana, pero que a veces degustan elaboraciones hechas de carne. Lo que se traduce en que, de vez en cuando, también consumen pescados, mariscos y aves.
Las personas con flexibilidad mental aceptan de mejor grado los errores y también los cambios de planes. Además, suelen mostrar una mayor facilidad para ponerse en lugar del otro, y llegan más frecuentemente a acuerdo.
Ese tipo de disposición mental y emocional nos permite, además, pensar en varios conceptos a la vez o realizar simultáneamente diferentes tareas.
Empezamos este artículo con esta loa a la actitud flexible porque este tipo de mentalidad es lo que define al flexitarianismo, qué, descrito de una manera muy breve, es una manera flexible de ejercitar la filosofía vegetariana.
¿Qué puede comer un flexitariano?
En general, la dieta flexitariana se define porque mezcla las ventajas de los vegetales, verduras, legumbres, hortalizas y frutas junto con los nutrientes que suministran los productos de origen animal.
Hay una manera genérica de definir la dieta a un flexitariano: un hábito alimentario frecuentemente vegetariano y excepcionalmente carnívoro. Aunque esa excepcionalidad no tiene por qué aludir necesariamente a la carne.
Un flexitariano puede que cocine únicamente platos vegetarianos en su hogar. Sin embargo, cuando acude a casa de amigos o familiares, o cuando visita un restaurante o algún evento social, se muestra receptivo a consumir preparaciones que contengan carne.
Aunque también hay flexitarianos que pueden decantarse, por ejemplo, por optar degustar pescado y eludir la carne.
Beneficios para la salud (y el medio ambiente) del flexitarianismo
1. Minimiza el riesgo cardiovascular
Una de las claves por las que el consumo de vegetales goza de tanto predicamento entre los expertos en el cuidado de la salud es por su capacidad de aminorar el riesgo cardivoascular.
En esa línea funciona un estudio publicado en Critical Reviews in Food Science and Nutrition, que documenta que el consumo regular de estos alimentos ayuda a bajar la incidencia de los accidentes vinculados con el corazón.
Esos efectos beneficiosos para la salud cardiovascular tiene que ver con la composición en fitonutrientes que presentan las frutas y hortalizas. Esos elementos posibilitan neutralizar la formación de radicales libres, al tiempo que se modulan los estados inflamatorios del organismo.
Gracias a esas propiedades saludables, resulta menos probable que se formen placas de ateroma en los vasos sanguíneos.
2. Aminora la probabilidad de padecer cáncer
Ese beneficio es tan apreciable que existen evidencias de que aumentar el consumo de vegetales favorece reducir los riesgos de muchos tipos de cáncer.
Particularmente, existen algunos productos, como los frutos rojos y las crucíferas, que son grupos de alimentos altamente recomendados para prevenir activamente esa clase de patologías.
De cualquier manera, resulta relevante matizar que la aparición del cáncer responde a una realidad multifactorial, que requiere de otros elementos (como los hábitos deportivos, la reducción de situaciones de estrés, una estrategia preventiva modulada a través de análisis genéticos…) que articulen un estilo de vida muy saludable.
Los procesos tumorales están asociados, entre otras causas, con un aumento de la inflamación y de la acumulación de especias reactivas de oxígeno en los tejidos. Para eludir esa clase de situaciones, ayuda (y mucho) el flexitarianismo, que garantiza un aporte constante de antioxidantes.
3. Previene la obesidad y la diabetes
El sobrepeso y la diabetes tipo 2 son patologías de origen metabólico que tienen como uno de los factores de riesgo más alto una dieta inapropiada. Se ha constatado que ese modo de alimentación produce un riesgo más bajo de sufrir ese tipo de enfermedades.
Tanto es así que en esa investigación se ha verificado que el índice de masa corporal (IMC) estaba dentro de los parámetros saludables en una proporción muy elevada en los grupos vegetarianos y flexitarianos, con mejoras significativas de la calidad de vida en relación con los omnívoros.
Un IMC saludable es un factor altamente protector frente a las patologías crónicas de los órganos vitales.
4. Favorece la prevención de los cálculos renales y biliares
Se ha constatado que un consumo de proteínas poco proporcionado, sobre todo vinculado a las de origen animal, generan cálculos renales y biliares.
Frente a ese riesgo, un consumo abundante de alimentos de origen vegetal induce a la eliminación de calcio, ácido úrico y oxálico por la orina. Estas sustancias son los elementos esenciales en la generación de los cálculos renales.
5. Favorece la pérdida de peso
Cuando se estructura una dieta rica en alimentos procesados, se produce tanto sobrepeso como perjuicio a la salud. Frente a esa realidad perniciosa, la dieta flexitariana favorece una pérdida de peso gracias a sus componentes altamente eficientes en lo relativo al cuidado de la salud.
El flexitarianismo permite elaborar una alimentación equilibrada, que además posibilita adelgazar.
6. Contribuye a preservar el medioambiente
El flexitarianismo también es ideológico. Lo decimos desde el punto de vista de la sostenibilidad, y de la preservación y el cuidado del medio ambiente.
Una dirección sostenible a la que contribuye activamente una dieta flexitariana. Este estilo de alimentación nos permite articular una conducta más coherente, que permite administrar con más tino los recursos naturales del planeta.
En ese sentido, adoptar una alimentación responsable con el medio ambiente permite minimizar las emisiones de gases a la atmósfera y aminorar el consumo de agua y nutrientes de la tierra.
Estos principios flexitarianos nos ayudan a concienciarnos de lo importante que es seguir unas pautas nutricionales equilibradas para conseguir filosofías alimenticias de comer sano.