Prueba a poner mostaza en tus platos …
La Mostaza, tan antigua y a su vez tan actual, continua dando sabor y color a nuestros platos.
Todas las semanas escribimos en nuestros blog sobre productos que nos parecen reseñables por alguna razón, en esta ocasión vamos a centrar nuestra atención, en un producto, que una vez terminado tiene el mismo nombre que las semillas y la planta de la que proviene.
Vamos a hablar de la mostaza, la planta así llamada da unas flores y éstas a su vez unas semillas que pueden ser de colores beige, marrón o amarillo. Es con sus semillas con lo que obtenemos el producto terminado que lleva el mismo nombre.
Me ha resultado curioso y lo quiero compartir con vosotros, según los escritos encontrados a lo largo de toda la historia hasta nuestros días solemos saber con mayor o menor exactitud de cuando datan, pues bien, la mostaza ya aparece mencionada por Jesucristo, concretamente por el evangelista San Mateo, con lo cual tiene un larguísimo recorrido.
En sus comienzos su uso era curativo y medicinal y es en la Edad Media cuando en Europa se implanta, afinca y se queda para siempre. Como saborizante de carnes y pescados aunque también, y eran muchas las ocasiones, según lo que he podido leer, en que así se ocultaba ese sabor a carne en mal estado, haciendo comible lo que de otra manera habría sido absolutamente rechazable.
En España en concreto, en el Siglo de Oro la mostaza figura ya en el Vademecum de la cocina del barroco titulado “Arte de la cocina, pastelería, bizcochería y conservería”.
En la actualidad negaríamos la evidencia si no dijéramos que la mostaza se usa y no únicamente para deleite de los perritos calientes y/o hamburguesas. Una cuchara de mostaza realza, aporta un toque especial en muchas ocasiones inapreciable a los ojos pero rico y sabroso en el paladar.
Otra opción es darle coprotagonismo en la escena del plato, no como guarnición sino como sabor principal, una buena carne a la mostaza antigua, una suave pechuga de pollo en salsa de mostaza y miel.
Os recomendamos que exploréis sus posibilidades, como en posts anteriores ya os hemos dicho la diferencia entre un lugar y otro para ir a comer es principalmente su menú. Son muchas las personas, entre las que me incluyo que ya que tenemos que comer fuera de casa nos gusta comer además de bien diferente.
No es arriesgado, en Ehosa especialistas en productos para hostelería como somos os podemos decir que la mostaza está en boga. Subíos a la ola, no dejéis que sean otros los que ofrezcan alternativas por el simple hecho de pensar que no funcionará.
Recordad que si queréis conseguir resultados diferentes tenéis que dejar de hacer lo mismo. Y si sois de los que pensáis “lo mismo” lo hacéis muy bien y por eso os funciona, dejadme deciros que estáis dejando de hacer y ofrecer sabores diferentes que con buena mano acabaríais incluyendo en vuestro “lo mismo”.
No quiero despedirme sin antes hacer una mención rápida de los tipos de mostazas. Detalle importante a tener en cuenta en vuestras creaciones culinarias es que cuanto más oscura y densa sea, más fuerte y picante será, su aroma será más intenso que la mostaza amarilla con textura de crema.
La Geografía de las mostazas
Nos adentramos en el origen de cada una de las salsas para desglosarlas y diferenciarlas, atendiendo al país del que proceden y al tipo de semilla que se utiliza para su elaboración:
La mostaza francesa:
- “Mostaza de Dijon”. Esta variedad es originaria de la ciudad de Dijon, está hecha con semillas marrones y/o negras, condimentos, y mosto de uvas, vino blanco, vinagre de vino, o, bien, una combinación de los tres. Es una mostaza muy adaptable y de textura suave con un toque picante, perfecto para cualquier plato. Esta mostaza también la podemos encontrar elaborada con pimienta verde.
- “Mostaza Antigua”. Es una mostaza de Dijon pero hecha con semillas de mostaza, vinagre, sal y ácido cítrico. Es menos picante que la clásica Dijon.
- “Mostaza de Burdeos”. De la ciudad de Burdeos, está elaborada con las semillas de mostaza mezcladas con el mosto de la uva, y presenta un color amarillo pálido.
la mostaza alemana: El color puede ir desde el amarillo pálido hasta el marrón, en función por supuesto de las semillas pero también de los condimentos que se le añaden. Se elabora además de con semillas de mostaza, especias aromáticas, vinagre de malta o manzana, azúcar, caramelo y finas hierbas.
La mostaza inglesa: Su principal característica es el color amarillo brillante y la podemos encontrar picante o más suave.
La mostaza americana: Quizás más divulgada, está hecha con semillas de mostaza blanca y especies aromáticas. De color amarillo y para que la identifiquéis, es la que adorna y condimenta los perritos calientes y hamburguesas. Generalmente es consumida en los archiconocidos botes de plástico con dosificador retractil, hábilmente rellenados a partir de garrafas, o en los sobres monodosis individuales tantas veces abiertas a dentelladas en las “Hamburgueserías de fast food”.
Ahora ya depende de vosotros, de vuestros platos para ver cuál es el tipo de mostaza que le va, no olvidéis que la mostaza está de moda, y con la inminente entrada de la primavera su utilización como aliño, hace que podamos presentar ensaladas con color y sabor especial, sobre todo si la utilizamos en compañía de la miel.