Pimientos de Padrón, unos pican y otros no.
En la Península Ibérica, los pimientos tienen apellido, como el caso que nos ocupa hoy, de Padrón. En futuros post nos acercaremos más a los gentilicios de Lodosa, Guernica, etc…
Realmente su nombre proviene de la localidad gallega de “Padrón” y más concretamente, recién desembarcado de las indias por parte de los monjes de la orden de los franciscanos que regentaban el convento de San Francisco de Hebrón allá por el siglo XVI.
Sus inicios americanos son de las mismas características que sus hermanos los chiles o los jalapeños, y como todo pimiento era cultivado en la Mesoamérica precolombina.
Al comenzarse a cultivar en tierras gallegas, la especie fue adquiriendo su aspecto particular, más pequeño que sus progenitores y a su vez desarrollando un sabor especial, virtud del nuevo clima y terruño sobre el que se asentará.
El Pimiento de Padrón (Capsicum annuum) es un vegetal que nos desata una tremenda curiosidad en lo referente a sus sabor, de ahí el dicho que nos abre el título del post sobre si unos pican y otros no…
El compuesto químico que genera la posibilidad de dar picor a cada pimiento es la capsaicina, sustancia autogenerada como defensa y protección ante los insectos y otros seres vivos que pretendan llevárselos a la boca…
Como en todas las especies, la excepción hace la regla, y no todos contienen la sustancia o en su caso en menor medida. Como causa de la carencia de ésta, estaría la utilización de medios de riego diferentes o falta del mismo provocado por la escasez de agua en épocas largas de sequía.
Las alteraciones medioambientales de variaciones de temperatura extremas en épocas primaverales, incluso el exceso de horas de sol, no muy habituales en las épocas de crecimiento en el noroeste peninsular, pueden ser también factores que minimicen o aumentes su capacidad de “picar”.
La teoría es ésta pero en la práctica, los dichos populares son los que aportan sabiduría y tradición a los pueblos, y en la región gallega, desde Estaca de Bares, hasta la desembocadura del río Miño, se comenta:
Para saber distinguir cuál es el pimiento que pica, hay que fijarse en crudo en los más puntiagudos y de color mate.
Una vez cocinados, se arrugarán y su color tenderá a homogenizarse en todos, así que difícil elección, a no ser que los probemos acercándolo a los labios y comprobemos el efecto anestesiante… Pero son dichos populares…
Su aspecto y su diferencia
Los pimientos de Padrón son más pequeños de lo habitual, con una línea cónica y alargada y con pequeños surcos hasta la parte de la rama.
Son muy sabrosos al gusto, independientemente del calor o ardor que proporciona al paladar, debido a su compuesto insecticida.
Su cultivo se extiende no solo en la actualidad a la provincia gallega, sino que al darse en invernaderos estos pueden encontrarse en producciones del levante y sur peninsular así como en Marruecos.
Ni que decir tiene que aún con el mismo aspecto, la ingesta de unos u otros determinan claramente su procedencia. Siendo el verde coruñés el que destaca sobre sus competidores.
Lo podemos encontrar desde el mes de mayo hasta finales de la estación estival, pero como comentábamos anteriormente los cultivos en invernadero posibilitan la obtención de cosechas casi alrededor de todo el año.
Como se preparan
La forma más común de elaboración es freirlos, para ello debemos tener en cuenta unos detalles que asegurarán un perfecto acabado:
- Se calienta aceite en una sartén (a media temperatura), su piel es muy fina y podrían quemarse fácil y muy rápidamente.
- Se lavan, se secan y se espolvorean de sal antes de ponerlos en el aceite.
- Cuando comiencen a dorarse, se sacan y se escurren sobre papel de cocina pudiendo entonces añadirles sal gorda para su presentación.
En Ehosa tenemos una alternativa muy interesante para poder tener todo el año pimientos de padrón independientemente de la estación o climatología, y lo más importante, con garantía de sabor y sin picor.
Se trata de un producto para hostelería presentado en bolsas de kilo. Ya terminado y ultracongelado, lo que nos permitirá una rápida regeneración en el microondas en el momento de servicio, pudiendo utilizar las unidades que necesitemos en cada momento para una ración, complemento, adorno de un pincho o en su caso hasta guarnición de una carne a la brasa acompañando a las patatas.
Ahora sólo nos queda disfrutar de la intensidad de su sabor…