“Miel y muchos huevos para hacer torrijas”
Como todos sabemos las “torrijas” son un dulce de elaboración en los días de la semana santa, o durante los días previos a la misma, durante la cuaresma.
Si atendemos a sus humildes orígenes, estas se elaboraban para ayudar al cuerpo a mantener el “tipo” durante los días de la abstinencia y/o en su caso también para ayudar a reducir el consumo de carne en dichas fechas.
Pero no solo son propias de la antesala de los días “santos”, sino que en sus orígenes se consumían asiduamente en Tabernas de Madrid, como alimento económico y sobre todo contundente o complementario de otros debido a la escasez o carestía.
Las raíces de tan untuoso manjar nos llevan a remontarnos hasta la época de los romanos, pero existe documentación de su elaboración en en conventos de Andalucía en el siglo XV y a lo largo de los años posteriores diferentes menciones el la literatura española desde esos ancestrales días del 1500 donde destaca el titulo de nuestra entrada, fruto de una mención del poeta, músico y autor teatral Juan de Encina en la época de los Reyes Católicos, como elaboración culinaria para ayudar a las parturientas en su recuperación posterior.
Así y tras muchas citas de diferentes autores llegamos a la mejor plasmada en el libro “La cocina española antigua” de Dña. Emila Pardo Bazán, en su interior se descubre la forma sencilla y tradicional de su elaboración a partir de ingredientes básicos y comunes de la época.
Podemos encontrar innumerables variedades en cuanto a su elaboración, lo mas usual es el uso de Pan, leche, huevos y azúcar como ingredientes principales, pudiendo posteriormente añadirle otros complementos como la canela, la miel, el limón, etc.
Como vemos ingredientes económicos y sobre todo con alto poder nutricional para ayudar al organismo a recuperar energías o suministrarlas en casos de no comer “más” como lo tratado anteriormente.
Su trascendencia internacional hay que llevarla sobre todo al “nuevo mundo”, siendo allí donde encontramos variedades como la “torrejas” mejicanas, o la versión argentina sin corteza superior y mezclado todo con la leche y el huevo se fríe con miel y se aliña con clavo y canela.
La variante peruana es mas similar a las conocidas como “french toast” o tostada francesa, muy común también en los países anglosajones, siendo su diferencia de elaboración a la plancha en vez de fritas en aceite.
Como vemos no queda lugar en el mundo donde los españoles estuvieron, de paso o alojados varias décadas, en los que no se hagan “torrijas”, quede esto como nuestra mejor aportación a la cocina internacional, y hagamos como nuestros vecinos del norte y aventurémonos todo el año a elaborarlas porque su encasillamiento original en la festividad religiosa no debe ser motivo para que podamos disfrutarlas todo el año.
En lugares de España como en León es fácil encontrarlas en sus confiterías todo el año y es allí donde se celebra anualmente (desde el 2013) el CONCURSO NACIONAL DE TORRIJAS, promovido por la academia leonesa de gastronomía, encontrando creaciones de lo mas variopinto pero no por ello exentas de gusto, sabor y sobre todo creatividad e ingenio.
Para concluir, no dejamos de lado el aspecto saludable o no de su ingesta, como todo en su justa medida nuestro organismo lo agradecerá si somos prudentes, ya que podemos encontrarnos con un sobre esfuerzo en fechas posteriores para ayudar a recuperar la linea…
Para ayudar a que no dejemos de probarlas, os enlazamos a una Receta de Torrijas que seguro hará de las delicias de vuestros comensales, ¡disfrutadlas!.