Más vale sardina en plato, que una sirena en retrato.
Larga y curiosa es la historia de estos peces, primos hermanos de la anchoa y el arenque, sobre todo en cuanto a la procedencia de su nombre.
En la actual Isla de Cerdeña tiempo atrás se encontraban a millares, y atendiendo a cómo llaman los italianos a su perla del mediterráneo, “sardegna”, podemos ya imaginar cómo sus habitantes autóctonos la denominan “sardinna”, en su lengua, el Sardo.
Llamamos entonces “sardinas” a esos peces que antaño poblaban en exceso las aguas del Mare Nostrum, pudiendo encontrar en estos días junto a la europea sardina común, a la sardina pilchardus en sus dos variedades, la atlántica y la mediterránea.
Su aspecto es de color verde pardo en el dorso, flanqueada por una banda azul en ambos lados. La parte posterior del vientre es de color plateado que junto con su aletas casi incoloras, aportan una tonalidad espectacular al agua por la que nadan en gigantescas manadas.
El pescado azul
La sardina está dentro de la categoría de los pescados azules. teniendo una carne muy rica en grasas y de cierta tonalidad oscura.
El mejor momento para su consumo es en el verano, ya que es en esta estación cuando presentan un mayor porcentaje de grasa, lo que potencia su aroma y por supuesto, su sabor.
La sardina constituye, junto con el boquerón, uno de los pescados más saludables y populares en España.
Es muy rica en vitamina A y D, y sus porcentajes de éstas son muy superiores a los demás pescados, y en cuanto a los minerales que aporta están el fósforo, el magnesio, el potasio, el hierro, el zinc y el yodo.
Destacan también por su alto contenido de Calcio, ya que normalmente se consumen junto con la espina. Y en el caso concreto de las enlatadas, en aceite o escabeche, al estar la espina en el interior junto con los líquidos, ésta se ablanda produciendo un traspaso de su calcio a la carne.
El inconveniente que presenta para la salud, se basa principalmente en su contenido de “purinas” que nuestro organismo lo trasforma en ácido úrico, no siendo recomendable su ingesta a los que padecen hiperuricemia o gota.
¿Como se deben preparar o cocinar?
En su estado natural, es decir fresca, se puede elaborar de diferentes maneras, bien con cabeza o sin ella.
- Podemos asarlas a la parrilla (incluso con sus vísceras), sobre todo para los ejemplares de mayor tamaño.
- Fritas será la mejor combinación para esas “parrochas” de menor tamaño.
- Rebozadas o al ajillo.
- Y también pueden escabecharse o macerarse para usarlas como base de guisos.
Si las consumimos en conserva, sus múltiples usos nos permitirán que formen parte de:
- Una ensalada variada (en sustitución del atún).
- Como relleno de una tortilla.
- Como ingrediente principal de un bocadillo.
- En tapa sobre tostas y pimientos…
Existen muchas otras formas de elaboración, casi todas las hemos ido adaptando de los diferentes países donde se consumen y elaboran, pero casi siempre relacionada con una tradición marinera como las famosas “Sardiñada Galegas” en las playas del noroeste peninsular en esta semana festiva, en honor a su “Patrona” la Virgen del Carmen.
En Anatolia (Turquía), acostumbran a prepararlas al horno envueltas en hojas de parra, en Marruecos forman parte de unas albóndigas que las sirven con salsa de tomate picante, Y en Asia, en la India las elaboran con Currys variados.
Solo nos hace falta algo de ingenio e imaginación para darle ese último toque a su preparación o probar a realizar nuevas recetas que seguro las complementan perfectamente éstas “sirenas del mar”.
En Ehosa, tenemos sardinas ultracongeladas, limpias y sin cabeza, que pueden ser la materia prima principal de un plato guisado, una parrillada “sin desperdicio” o bien una receta muy original, crujiente y frita.
También tenemos otra variedad que complementa todos los productos para hostelería que comercializamos en su familia de pescados. Se trata de la sardina ahumada, conservada en aceite, al más puro estilo de las anchoas, pero con el sabor y textura característica de la sardina. Ideal para ensaladas de ahumados, tapas y aperitivos con bases de queso y seguro que muchos más…
¿Se os ocurren otras formas de utilizarlas en la cocina?