Los espárragos, con la mano o con cubiertos…
¿Cuántas veces hemos dudado cómo comenzar a comer los deliciosos espárragos que nos acaban de servir?, sí, seria duda sobre todo cuando no estamos solos y compartimos mesa, pero según el protocolo, el que manda es el anfitrión, es decir será el comensal que dirige, invita o preside el encuentro el que decida de que manera comerlos, replicando así el resto de comensales la manera de cogerlos.
Lo más habitual es servir los espárragos con el cuchillo y el tenedor, pero es igual de natural comer los espárragos con la mano si no hay cubiertos en la mesa.
No queremos remontarnos al origen de esta planta para descifrar cómo y de que manera se ingería en aquellos inicios de su recolección y posterior elaboración, lo que sí se ha llegado a probar es que sus orígenes datan de la época de los egipcios como instrumento para rociar, generalmente con agua, por parte de los sacerdotes a los fieles como fruto de una bendición divina. Tendríamos que avanzar ya a la época de los romanos para poder entenderla como planta de cultivo para su posterior preparación culinaria. Como nota curiosa se sabe que el espárrago desaparece de la producción agrícola europea desde la caída del imperio romano hasta ya pasada la edad media, no así en nuestro país que mantuvo su producción en áreas geográficas muy localizadas debido a la dominación musulmana, que en su caso formaba parte de su dieta habitual al igual que muchos otros vegetales que también se producían en el norte de África.
Ya en el siglo XVIII el maestro cocinero de origen francés, Nicolas Appert, inventó el método de conservación hermética de los alimentos. Siendo así el pionero en la realización de “conservas” vegetales en el mundo con botes de cristal. Años después Peter Durand, patentó en el Reino Unido (1810) un proceso para envasar alimentos en botes de hierro forjado sellados al vacío, siendo éste el antecesor de las actuales “latas” conocidas como envase típico del espárrago blanco cocido.
¿Por qué se cuece?, generalmente se lleva a altas temperaturas previo a su envasado en inmersión de agua para poder “escaldarlo” y conseguir así retirar el amargor típico del producto en crudo y poder pelarlo mas fácilmente y quitarle así mucha fibrosidad.
Volvemos a la planta propiamente dicha para saber más sobre ella y sus aportes naturales al organismo. Es un miembro de las lilíaceas como la cebolla y el puerro, y tanto la variedad verde como la blanca son fruto de la misma planta, lo que las distingue realmente es su momento de recolección, siendo la de color blanco la extracción de la planta cuando aún no ha emergido del suelo y la variedad verde, toma así este color por su exposición al sol y activación de su función clorofílica, recolectándose éste cuando asoma unos 20 cm sobre el suelo.
Las zonas geográficas del planeta y sus diferentes metodologías de recolección han querido diferenciar ambas variedades pero realmente estamos ante una misma planta que según el suelo de origen, clima, etc, podrá presentar sabores, fibrosidad o texturas diferentes.
El espárrago es rico en Vitaminas A-B-C y K, contiene ácido fólico y potasio. Es muy rico en fibra ayudando a regular el transito intestinal, y no contiene ni grasas, ni sodio, siendo muy eficaz para dietas de adelgazamiento.
Como los demás vegetales de su familia esta compuesto mayoritariamente de agua (85%), pero también posee hidratos de carbono, y proteínas complemento ideal para dietas hipocalóricas.
Respecto a sus beneficios para la salud y demás propiedades podemos destacar su efecto diurético y desintoxicante (ayuda a atrapar las moléculas de colesterol y triglicéricos que se encuentran en exceso), previniendo riesgos cardíacos, ayuda a combatir el envejecimiento por su aporte de vitaminas, ácido fólico y glutatión (compuesto de aminoácidos con potentes propiedades antioxidantes). Previene la osteoporosis y la artrosis gracias a la tan desconocida y no menos eficiente vitamina K, ayudando a la regeneración osea.
Estamos de nuevo ante un vegetal de temporada que durante este inicio de la primavera nos ayudará a mejorar la salud, fomentando su consumos en nuestra dieta habitual ya sea en la variedad fresca (tanto verde como blanco) así como componente habitual de la dieta en conserva, en tarro o enlatado.
En Ehosa disponemos todo el año de su variedad de conserva, así como el producto natural conservado mediante ultra congelación para que así conserve todas sus propiedades intactas en el momento de uso por parte de los cocineros y cocineras que quieran deleitar a sus comensales con este manjar “milenario” que de la mano a la mesa no nos defrauda nunca.
Para ayudar a su elaboración a continuación os dejamos dos recetas muy originales una en frío y otra en caliente para “no estar solo como un esparrago” y que el elaborarlos y consumirlos sea una excusa perfecta para reunirnos con amigos y familiares, para un disfrute colectivo de tan singular “Brote“. Y como mande el anfitrión, con la mano o con cubiertos…
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