Las avellanas, ¿sabías que…?
Ya estamos empezando este nuevo año 2015… ¿propósitos nuevos?, ¿planes a la vista?. Lo que ya está en boca de todos es el tema protagonista después de las atroces Navidades, “la báscula”.
Son muchos los mensajes divertidos y a la vez realistas que pululan por la red, recordando que la “temida báscula” no perdona…
Nosotros como profesionales de productos para hostelería tenemos que estar al tanto de lo que el cliente demanda por eso vamos a dedicar el post de esta semana a… LA AVELLANA
¿Sorprendidos? Pues esperad a descubrir todo lo que contiene en su pequeño fruto…
Su origen es de Asia Menor desde donde pasa a Grecia, sin embargo se sabe por los fósiles encontrados que constituía si no la dieta completa gran parte de la alimentación invernal del hombre primitivo. A nuestro país según consta llegó en el siglo XIX.
Como dato anecdótico os diré que antiguamente eran consideradas como remedio para las mordeduras de animales venenosos y además sin mucha conexión con lo que os acabo de contar, en el matrimonio eran el emblema de la fecundidad.
Desde luego el consumo de este fruto no pudo ser mejor elección, es aprovechable en su totalidad, las cáscaras son comestibles, las hojas alimentaban al ganado, los laboratorios, ya en nuestros días usan tanto la corteza como las hojas para elaborar nada más y nada menos que coagulante, y volviendo a la antigüedad la madera es y era aprovechable para hacer pequeños objetos.
¿Aún no estáis asombrados?
No desistiré en mi empeño; Situándonos ya en el siglo XXI, con todos los avances tecnológicos y científicos, así como publicitarios que nos recuerdan a diario el colesterol, las arrugas, lo kilos de más, etc, etc … la falta de vitaminas y defensas por la vida atropellada que llevamos, resulta que encontramos en la avellana una fuente natural, que combate todo esto.
En vuestros menús, que dependiendo de la estación y de la época defendéis el desabrochar un poco el cinturón a vuestros clientes o a la inversa, les ofrecéis la posibilidad de reducir agujeritos en el mismo cinturón, sabed que las avellanas son una opción que deberíais incluir.
Se me ocurren distintas maneras, desde machacadas y aderezadas con aceite para alegrar las ensaladas con un toque distinto o utilizadas en salsas calientes que supongan un nuevo plato ya sea de pasta, carne o pescado, hasta en un platito como aperitivo o en bolsitas individuales como cortesía vuestra. Seguro que vosotros expertos como sois tenéis alguna idea acertada.
Son altamente nutritivas, tienen una alta concentración en grasas: hablamos del 50 al 60 %. Este fruto es rico en magnesio, vitamina B, vitamina E y C, siendo por ello especialmente eficaz contra el envejecimiento, al ser un excelente antioxidante. Además de fortalecer el sistema nervioso son una fuente magnífica de magnesio y cobre.
Ahí no queda la cosa, nuestro fruto seco de hoy protege del riesgo de enfermedades cardiovasculares, es un alimento energético, con lo cual, con su ingesta combatimos el cansancio y la fatiga, y, a su vez saciante por su alto contenido de aceite, proteínas y carbohidratos.
Y ya como colofón, gracias a los ácidos grasos monoinsaturados ayuda a reducir el colesterol malo y a aumentar el HDL o colesterol bueno. Todo un descubrimiento, al menos para mí, que hasta este post esta cualidad se la había atribuido siempre a las nueces.
Su utilización, es muy variopinta se consumen crudas o tostadas, así como recubiertas de chocolate, cacao y se erige como ingrediente principal en turrones y cremas de cacao que seguro tenéis en la recamara en vuestros establecimientos y hogares, ¿o no?. Y cómo no mencionar su presencia en los licores, al que le sigue muy de cerca en preferencias el licor de endrinas.
Y así llegamos al momento de la despedida y… ¿por qué no hacerlo con un aperitivo de vino dulce y unas cuantas avellanas? Os deseo pues, que tengáis un buen día y lo disfrutéis con una buena rebanada de Pan con Nocilla.