La Vieira, carne sabrosa en cuerpo de peregrino
De la familia de las Ostras y de las Almejas, se alza como reina de los bivalvos la sutil y deliciosa Vieira.
Su característica concha es el símbolo del cabildo de Santiago y a su vez emblema y/o medallón de los peregrinos que caminan largas jornadas hacia la tumba del “Apostol” en el Noroeste peninsular, que junto con su bastón y calabaza llena de agua, completaban el atrezzo para tan larga travesía. Servía como recipiente donde volcar el agua y así beber con ella.
Pero si iban de peregrinación hacia el atlántico…, ¿como podían portarla desde tan lejanas tierra meridionales o mediterráneas…?
Siempre hemos relacionado a este molusco con su origen Gallego, por eso también es conocida como vieira gallega o europea, pero puede obtenerse igualmente en zonas mediterráneas y en el lejano oriente, en aguas del indico y del mar de china.
Su composición y forma es muy especial, dentro de esa concha se encuentra un medallón de carne, que es el que presenta el color blanco y está rodeado por una media luna de tono anaranjado o rojizo que es la parte del coral, pastoso y amargo que aloja las huevas mediante las cuales se reproducen.
De sus dos balvas o conchas, una de ellas es casi plana, coincidiendo con la parte superior y la más curva o cóncava, suele ser sobre la que reposa.
Curvilínea su textura, rugosa y de color marrón nacarado es un camuflaje perfecto para alojarse inerte en los lechos arenosos de los mares donde habita.
Le encanta ocultarse, viviendo en los fangosos fondos marinos, incluso a metros de profundidad, pero generalmente, reposan sobre los lechos marinos buscando aguas limpias sin adherirse a las rocas para así oxigenarse y cumplir con su función respiratoria.
Una gran nadadora compitiendo en todas las categorías
Como cualquier plusmarquista de piscina de 50m, sus músculos deben estar perfectamente desarrollados y entrenados para desplazarse por el agua salada, pero en su caso solo posee uno y muy aguerrido, el abdominal que une ambas conchas y abriendo y cerrando el mismo ejerce un impulso similar al de una brazada, a través del cual se desplazan para buscar aguas más limpias donde alimentarse.
Estamos ante un ser vivo hermafrodita, de ahí su habilidad para competir en el cuadro femenino o masculino, según la ocasión. Para desgranar su anatomía podríamos resumirla en tres partes muy sencillas, presentando esa carne blanca que antes mencionábamos como su músculo abductor. La glándula masculina sería la parte mas blanquecina de la media luna roja y la punta anaranjada sería su órgano femenino.
Podemos encontrarlas como productos para hostelería en tres versiones diferentes:
- En su estado fresco con su concha (si es fresca siempre cerrada)
- Con su concha pero mantenida en congelación (con su concha inferior únicamente)
- Solamente su carne conservada en congelación.
Como excelente fuente de vitaminas y de proteínas, constituye uno de los alimentos más recomendables para una dieta equilibrada y sana. Aunque el precio del producto no es muy barato en su versión original (fresca), en sus versiones congeladas puede disfrutarse de él todo el año y a unos costes realmente asequibles.
Se pueden elaborar de infinidad de formas y a gusto de cada uno, pudiendo sorprender a tus comensales con un relleno gratinado a base de su propia carne, tomate cebolla bechamel y pan rallado, salteada su carne únicamente con una reducción de salsa de soja al más puro estilo oriental o que formen parte de un aperitivo sencillo e innovador, embrochetadas con una loncha de bacon y fritas en aceite en una sartén.
Estos son solamente tres ejemplos que solo descubren una mínima parte de las posibilidades de este molusco fibroso y delicioso al mismo tiempo.
No dejemos escaparlas que su temporada perfecta es la invernal, pero como nos gusta consumirlas congeladas disfrutamos de ellas todo el año y aseguramos cualquier eliminación bacteriana que pudiera encontrarse en su interior…
Ya los orientales las consumían a raudales antes de que descubriéramos por estos lares que su uso podía ir más allá de un simple vaso portátil o un cenicero vintage para el mobiliario de jardín…
Ah y que no se nos olvide que el reciclaje de sus conchas es casi obligado al igual que las tradicionales botellas de anís castellano con sus endiduras romboidales para así formar parte de los instrumentos caseros que en toda fiesta familiar suelen salir a relucir en el momento de los cánticos, sobre todo en época navideña.
Probad a frotarlas una contra otra y acompañando en tintineo del vidrio seguro que sacamos un compás la mar de entretenido…