La Berenjena, ni hincha, ni llena.
La Berenjena es una planta con fruto comestible, generalmente llamamos así a ese vegetal cilíndrico, oblongo y alargado de color violeta, pero realmente su nombre es original de la planta de la que proviene. (Solanum melongena).
Desde hace siglos forma parte de nuestra dieta, pero realmente es originaria de la región de Assan (al noreste de la India), y llego a Europa en la Edad Media fruto de las rutas comerciales que se desarrollaron desde Asia al norte de África, y posteriormente de éste a Europa a través de la expansión del Islam a lo largo del mediterráneo y más concretamente a la península Ibérica, donde ya fuimos nosotros los encargados de “exportarla” al resto del continente…
En otros lugares del mundo es conocida como “la planta del huevo” o “la planta que da huevos”, debido a la forma de sus frutos con forma oval y de color blanco, es España esta variedad de fruto no es la común por eso siempre la identificamos con esos tonos violáceos, y a veces con tramas o rallas verdes.
A día de hoy parece autóctona de nuestras tierras cálidas del mediterráneo no solo por su cultivo y planta que decora parte del paisaje sino por la utilización culinaria que se hace de la misma como parte de la Escalivada (berenjena, pimiento, cebolla y tomate) , como acompañamiento del salmorejo cordobés (previo paso por un rebozado consistente y fritas en la sartén) o bien como encurtido en una plato de aperitivo, conociéndose esta variedad como “Berenjena de Almagro”.
Existen muchas formas de elaboración, incluso en la gastronomía Europea ha penetrado muy intensamente como en Grecia donde se elabora “la Musaka”(una especie de lasaña con láminas de berenjena y carne picada), aunque su origen es de la región de los Balcanes, han sido los griegos los que la han hecho reconocida internacionalmente. También en su vecina Turquía se elabora como ingrediente principal de su “Imán Bayildi” (compuesto generalmente por berenjena rellena de cebolla, ajo, tomate y su propia carne todo ello frito en aceite de oliva.
Otro de los beneficios de tan “bello” fruto, son sus aportaciones a nuestra salud:
- Posee mucha vitamina E y C; y en menor medida vitamina A, aportando al organismo una hidratación natural enorme ya que se compone de un 90% de agua. Tiene un alto contenido en minerales como el magnesio, potasio y fósforo. (tan recomendables para ayudar a la actividad cerebral) Además del cobre, zinc, hierro y calcio en menor cantidad.
- Nos ayuda a la eliminación de toxinas de nuestro organismo gracias al potasio, y protege la piel, retrasa su envejecimiento y reduce la oxidación gracias al su aporte vitamínico, y además los resfriados pasan a un segundo plano.
- Una buena noticia para los diabéticos es que se considera un hipoglucemiante ya que reduce los niveles de glucosa en la sangre…
Es importante no despreciar la piel del fruto al elaborarla en la cocina ya que es en ella donde reside casi todos los fitonutrientes que la convierten en un antioxidante natural perfecto.
No podemos terminar sin enumerar otras virtudes que presenta para ayudar en los procesos de adelgazamiento, su consumo estimula la actividad renal, así que actúa como diurético. Y su aporte de fibra favorece a la función intestinal.
Siempre debemos consumirla cocinada no cruda, posee un componente “tóxico” que se denomina “solanina, que puede llegar a provocar en el cuerpo trastornos intestinales y fuertes dolores de cabeza, y simplemente desaparece al llevarla a un proceso de asado o cocción.
Para ayudar en su elaboración os dejamos en el siguiente enlace una original y sabrosa receta de elaboración de la tan preciada berenjena, disfrútala, y recuerda “la primavera llega con excelentes frutas y verduras de temporada que nos ayudan a variar la dieta y a mejorar nuestra salud”
Como dice el dicho popular: “Alegría en la villa que hay berenjenas en la plaza”.
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