Después del carnaval, llega la Cuaresma.
Y con ella unas tradiciones culinarias y gastronómicas, que no hacen de menos a lo degustado en fechas pasadas, coincidiendo con las celebraciones carnavalescas.
Una vez han llegado a su fin los excesos del carnaval, entramos en una etapa de 40 días en la que se basa su definición de cuaresma.
Esta franja de 8 semanas está basada en la tradición cristiana que se refleja en la Biblia donde el número 40 aparece en multitud de pasajes como la duración del Diluvio Universal o los días de marcha por el desierto de Moisés.
Las creencias religiosas inculcadas por la doctrina de la iglesia católica desde el siglo IV, hacían que se siguiera una etapa de pruebas y dificultades para conseguir así una espiritualidad penitencial a base de ayuno y abstinencia.
Todo este dogma, se ha traducido a lo largo de los años en una riqueza gastronómica muy singular, ubicada en estas fechas. En las largas etapas de poca ingesta alimenticia, se elaborarán una serie de menús muy al estilo de los que conocemos en nuestro ya siglo XXI.
Los establecimientos de hostelería, en la actualidad, siguen conservando esta tradición de ofrecer a lo largo de esta etapa de 40 días hasta la semana Santa unas elaboraciones culinarias basadas en la legumbre, los vegetales y el pescado representado en el garbanzo, la espinaca y el Bacalao.
Estos potajes de vigilia que así se denominan, también son el exponente de negación de la carne y sobre todo en el viernes de cada semana, tal y como regía en la tradición medieval que ha perdurado hasta nuestro días.
Actualmente se sigue así, aunque, la vanguardia, y sobre todo la innovación en los procesos e ingredientes, los ha sofisticado de tal forma que podemos encontrar preparados a base de bacalao confitado sobre lechos de verdes de espinacas acompañado de puré de garbanzo. La esencia no cambia, ahora bien, la cons o deconstrucción del plato original sí es una realidad.
¿Por qué no preparar unos canelones de espinacas como primer plato o plato principal?, o en su defecto, ¿elaborar unas croquetas de bacalo?
En Ehosa, siendo fieles a la tradición y sobre todo al gusto o necesidad de nuestros clientes de hostelería, disponemos de los ingredientes principales para estos potajes de vigilia. Productos para hostelería en formatos adecuados a cada establecimiento para que el desarrollo de estos platos en estos días finales del invierno sean fáciles, cómodos y como no, deliciosos al mismo tiempo.
¿Qué os parecería elaborar una ensalada a base de los ingredientes principales de los potajes?
Ehosa, en su recetario profesional te propone una deliciosa manera de combinar los garbanzos cocidos con espinaca cruda, tomates secos y patata hervida,… el bacalo ahumado lo dejamos a la elección de cada uno…
Las longanizas de Pascua y los arroces melosos o caldosos con Bacalao son otra herencia gastronómica con cierto aire mediterráneo que combina perfectamente con los elaborados tradicionales castellanos. Para ello también te proponemos los diferente arroces como materia prima de elaboración que disponemos en nuestra tienda on line de Horeca.
Se acerca la Semana Santa y con ella los dulces cobran protagonismo.
Desde el Miércoles de ceniza, hasta la tarde del Jueves Santo, se transforman los 40 días en unas magníficas salas de repostería donde los dulces mas variados tienen su máxima expresión en las tradicionales Torrijas de Semana Santa.
Las Torrijas, originarias de nuestro centro capitalino peninsular, se preparan con leche o vino y han calado en la elaboración culinaria de estos días, sobre todo en los previos al jueves y viernes Santo. Junto con su sencillez, y sobre todo económica elaboración, son el acompañante perfecto para la austeridad o… para darle un gusto calórico al cuerpo en compañía de una buena taza de café, en el desayuno, almuerzo, merienda, y ¡hasta para la cena!.
Los postres de muchas mesas se ven engalanados con leche frita, se trata de una receta tradicional a base de crema de leche cuajada, que se fríe previo rebozado y se sirve con azúcar espolvoreada y ligeros toques de canela. Es una magnífica opción que no solo puede degustarse en estos meses, sino que ya forman parte de las cartas de muchos establecimientos que deciden incluirla como imprescindible durante todo el año.
Otra delicia azucarada que se mantiene viva son lo buñuelos, de carnaval o semana santa, y como tales, aplicables a esta etapa de 40 días gastronómicos que es la cuaresma. Suelen relacionarse con el otoño de todos los santos, pero su elaboración, con ciertas modificaciones, se vienen elaborando desde tiempos ancestrales como un bocado exquisito, similar al tradicional de viento, incorporando directamente junto con la masa, la crema pastelera, en vez de rellenarlo con ella una vez frito.
La actividad repostera no puede concluir sin la mención de los Roscos y monas de Pascua, muy extendidos en toda la península, realmente tienen su origen en el levante mediterráneo, desde el Ampurdan hasta el cabo de Gata, adentrándose en el interior castellano manchego.
Las monas simbolizaban el final del período de abstinencia y con ello el final de las jornadas en ayuno. Actualmente, desde semanas previas a las festividades de la Semana Santa, los escaparates de las confiterías de todo el país elaboran y decoran estos “horneados ” al más puro estilo del roscón navideño. Son coronados generalmente por un huevo cocido, aunque cabe decir que la sofisticación ha llegado a cambiarlo por exquisitos óvalos de chocolate..
Ahora solamente nos queda disfrutar del gran surtido gastronómico que nos deparan estos cuarenta días de inolvidables placeres…o pecados…